Aerolíneas de bajo costo… ¿a qué costo? 

Por Alexander Molano

Un viaje planeado con muchos días de anticipación, un pago de tiquetes fruto del esfuerzo y la dedicación de una mujer que visitaba a su nieto por primera vez. El vuelo era de Bogotá Colombia a Atlanta Georgia con escala en Miami Florida. Un bajo costo que ayudaría mucho a sus finanzas en momentos en los que la pandemia del Coronavirus ya había causado bastantes estragos. El día se llegó y con la pequeña maleta de mano, en donde no cabía un sueño más, Ana se disponía a llegar al Aeropuerto El Dorado para el viaje más esperado por mucho tiempo. Una revisión más al itinerario, los documentos de migración, la requisición de una silla de ruedas que le ayudara con sus dolores de espalda y a volar!

Eran no más de las 2 de la tarde para un vuelo que salía a las 5 con destino a Miami, Florida. El peso justo, los documentos en regla, muy buen tiempo para el check-in, todo en absoluto orden, excepto por la silla de ruedas que no llegaba. Para quienes hemos viajado en avión, las esperas en los aeropuertos en ocasiones resultan un poco tediosas, algún retraso por mal tiempo o cualquier cosa que haga que nos demoremos un poco más. Allí estaba Ana esperando por una silla de ruedas que nunca llegó. Hora de abordar y con una espalda muy adolorida aun debía llegar a su asiento. 3 horas y 40 minutos después, la llegada a Miami y de nuevo una silla que no aparecía por ella. Llamadas a la aerolínea con esperas de mas de 30 minutos sin éxito, y unas filas de migración interminables, terminaron por hacer de su espalda un espasmo ambulante. 

Pocas explicaciones de uno y otro asistente de vuelo y algunos funcionarios del caunter de la aerolínea de bajo costo, generaron una frustración que nadie entiende, solo quienes han adquirido esta clase de tiquetes. Hora de salida para Atlanta, 2 horas mas de vuelo, y la fe perdida en que habría una silla de ruedas a su llegada… un viaje tan sencillo se convirtió en una pesadilla que días después se reflejó, no solo en sus espasmos, sino en el costo del quiropráctico que le asistió. 

¿Hasta qué punto las aerolíneas de bajo costo son realmente beneficiosas para sus clientes? ¿Quién regula el servicio al cliente? ¿De qué manera se podría implementar un servicio de Sillas de Ruedas in situ? ¿Quién podría atender estas quejas en el aeropuerto, que no tengan relación con la aerolínea? ¿Cómo una persona como Ana puede hacerse escuchar, más allá de las personas de la aerolínea? 

Lo cierto es que los costos al final son mucho mas altos, si tomamos este ejemplo como referencia. Estoy seguro de que se puede hacer, lo he visto en otras aerolíneas de bajo costo. ¿Suerte? No creo que se deba dejar al azar una conducta, desde todos los ángulos, poco ejemplar. Que el servicio de bajo costo no sea sinónimo de maltratos y abusos, que por el contrario sea la mejor opción para quienes sueñan con volar a menudo. Hay que hacer todos los esfuerzos necesarios para redimir a pasajeros que, como Ana, encuentran en volar, la mejor manera de alcanzar los sueños de forma más rápida y “económica”. 

close

Suscríbete gratis al boletín de noticias

Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *